lunes, 20 de noviembre de 2017

2º Accésit del XI Certamen de relato corto Fundación Villa de Pedraza

NUEVA ALARMA EN EL PLANETA AZUL

El Dr. Universo está atendiendo, como desde hace miles de eones, su creación. Para poder disfrutar de su criatura debe corresponder con su atención y cuidado. Hay sucesos cotidianos inevitables, como el final de la vida de algunas estrellas cuya energía se acaba, pero eso es ley de vida y forma parte del equilibrio global.
El Dr. Universo está atento básicamente a lograr que no se rompa ese equilibrio. En todo el conjunto e individualmente en cada astro o sistemas astrales. Por otro lado hay decisiones que lleva tiempo tomar, como el caso del planeta Épsilon Eridani que pretende condiciones más favorables para albergar vida. Esta decisión necesita un análisis muy detallado a fin de tener en cuenta las posibles consecuencias sobre el delicado equilibrio.
Siempre hay millones de cosas que hacer en el Cosmos, pero las urgencias mandan. Acaba de llegar la Dra. Eternidad a darle cuenta de una alarma que ha saltado en una de sus pequeñas galaxias. Quizás las que más preocupaciones le ocasiona.
—Tenemos un nuevo problema con la Vía Láctea, Dr. Universo, concretamente en el sistema de la estrella El Sol. Parece imposible en tan poco tiempo —introduce a modo de titular la Dra. Eternidad.
—Se está haciendo vieja su estrella seguramente… —responde el doctor tratando de disimular su interés y preocupación.
—Sabe que no es nada de eso. El Sol está en su juventud. Imagino que puede intuir donde está el problema —osa decir la Dra. Eternidad—. Es nuevamente su planeta Tierra.
— ¿Sus problemas recientes de gases? —Aventura el doctor una vez más—.
— Ciertamente no está solucionado —le recuerda la doctora— pero en principio no está yendo a más. Desde que analizamos al microscopio al planeta Tierra, los descubrimientos sobre el peligro que para él supone la vida, suma cada minuto una preocupación nueva. Concretamente la vida dominante que alberga. Y afinando aún más, su evolución.
—Esos seres indefinibles son los causantes del problema de gases—recuerda amargamente el Dr. Universo—, y es difícil predecir qué problemas son capaces de idear.
—Creo que el planeta Tierra ha sido su mejor obra. Y darle ese título es muy atrevido, viendo las estrellas y las galaxias que son un espectáculo de quitarse el sombrero. Pero en La Tierra… los detalles que creó… “chapó”
—Esa raza humana no sabe valorar lo que tiene —habla el doctor pareciendo estar en un monólogo y no haber escuchado el halago de la Dra. Eternidad—. Todavía recuerdo el suceso nuclear que podría devastar toda la vida del planeta…
—Un problema muy preocupante que está todavía latente. De momento no parece haber miedo, pero no se puede dar por eliminado. Son autodestructivos.
—Si solo les afectase a ellos dejaría de ser un problema para ser una solución, pero arrasan con todo lo que tienen alrededor. No sé qué tratamiento se le puede aplicar… ¿algún meteorito mediano? ¿Una pequeña lluvia de ellos? ¿Una sequía?
—Todos los tratamientos para paliar los efectos de la raza humana han sido insuficientes. Parece que solo ellos pueden destruirse. Solo sería posible plantear la destrucción total —sugiere la Dra. Eternidad—. Empezar de cero. Quizás la tortura a cargo de los humanos sea peor que la eliminación directa.
—Es duro ver como el trabajo de tantos eones se puede venir abajo en tan poco tiempo, en tan solo un recorrido de la elipse que describe la Vía Láctea en el espacio.  —Compara el doctor con dolor los tiempos—. La Tierra ha completado 4.500 millones de veces esa parábola alrededor de la estrella Sol. Pues de esas miles de millones de vueltas que ha dado, solo en las doscientas o trescientas últimas, esa raza está haciendo más daño a la salud de su planeta que todas las glaciaciones juntas. Seres tan diminutos y tan dañinos.
— Sé que La Tierra es su “niña bonita” —le dice a modo de consuelo la Dra. Eternidad—. Como bien dice, la humanidad es una enfermedad en sí misma. Lejos de intentar resolver los problemas que ellos mismos han creado a su propia casa, los dejan latentes. Quizás para utilizarlos en una destrucción total más adelante. Y mientras dejan latentes los medios destructivos, se dedican a crear otros nuevos.
— ¿No estaban dotados de inteligencia? —Se sorprende más que pregunta el doctor.
— No la saben utilizar —parece concluir la doctora—, o sí, pero para destruir. Han encontrado una nueva forma “inteligente” de buscar la destrucción. Es más lenta pero más segura. Al parecer están mutando su agresividad sutilmente. Están utilizando un sistema que camufla su daño como beneficio, haciendo que la autodefensa no se active.
— ¡Qué inteligencia tan implosiva!
— El diagnóstico es el siguiente. La población humana está creciendo de manera exponencial. Esto no es beneficioso porque sabemos que la población humana invade, al tiempo que destruye el hábitat de otros seres vivos. Y no descansan. Ocupan incluso el espacio que respiran.
— ¿El planeta Tierra activa las autodefensas?
— Algo hace ante los problemas notorios. Erupciona volcanes, provoca terremotos, algunas inundaciones importantes pero es inútil. El daño que puede provocar a esta plaga humana, el propio planeta es muy pequeño. Pero ante esta nueva amenaza etérea, disfrazada de cuento de hadas, está totalmente indefensa.
— La evolución humana es un problema que se veía venir. Pero no sé qué remedio aplicar a esta enfermedad. —Habla el Dr. Universo mientras pasea en reducidos círculos—. Cualquier iniciativa preventiva que intentamos parece hacerlo más fuerte. Todavía me produce pesadillas la desaparición de los maravillosos seres que provocamos con la última glaciación y los humanos indemnes, como si nada. —Se produce un momento de silencio de cierta gravedad hasta que pregunta el doctor—. ¿Y cuál es esa nueva idea terriblemente asoladora que han ingeniado? —se interesa resignado.
— La rapidez con que ocupa toda La Tierra se está viendo acelerada por un nuevo pensamiento que se ha detectado en el comportamiento de los humanos —intenta explicar la doctora—. La invasión de los hábitats donde residen los seres que consideramos no humanos es prácticamente total, pero ahora pretenden humanizar al resto de seres. Su diferenciación, como bien diseñó, formaba parte de un equilibrio que fortalecía el planeta.
— ¿Pretenden hacer que todos los seres vivos sean humanos?
— Para entendernos esa es la mutación que están sufriendo. Van a absorber el resto de vida de La Tierra. —Explica la Dra. Eternidad—. En los análisis microscópicos se puede ver perfectamente la aparición cada vez más extendida y numerosa de seres no humanos entre ellos, por supuesto sometidos a su voluntad. Encerrados y atados.
— ¿Es la forma de hacerlos humanos? —pregunta el doctor.
— Parece ser que sí. Se percibe en los análisis que la barrera sináptica entre el mundo de los humanos y el del resto de seres vivos que no se han humanizado está menguando a la misma velocidad que la capa de ozono.
— Tiene que ser muy reciente.
— No llega a diez desplazamientos parabólicos del planeta —responde la Dra. Eternidad—. Y puedo asegurarle doctor que ya es preocupante.
— Sin duda estos humanos son poderosos destructores —concluye el doctor reforzando la idea que ya tenían—. O estás con ellos o contra ellos. El resto de seres terrícolas lo tienen difícil.
— Imagínese las consecuencias —pronostica la doctora—. Provocará que el crecimiento de la población humana, ya sobrepoblación, se dispare, con lo que esto implica.
— Llevará en menos de cien vueltas terrícolas alrededor de su estrella El Sol, a acabar con cualquier territorio que no habite el hombre —prevé asustado el Dr. Universo—. Se multiplicarán aún más las zonas edificadas. Más vías de tránsito. Más vida humana. Más destrucción del resto de vida.
— Romperán el débil equilibrio que conserva el resto de vida —visualiza la Dra. Eternidad—. Será una invasión a todos los niveles. La Tierra será definitivamente controlada por estos bárbaros. Maniatada e indefensa. Me temo Dr. Universo que su maravillosa creación, su Tierra amada, está pendiendo de un fino hilo.

— Y los “inteligentes”… dándole categoría de amor al verbo humanizar.  ———Reflexiona el Dr. Universo antes de sentenciar—. Solo la humanidad puede decidir no destruirse. Supongo que sería ir contra su naturaleza. Es grande la impotencia de dejar en manos del destructor, el destino de su salvación. Pero lo que me produce este dolor que me mata, es dejar en el concepto “humanidad” la salvación del pequeño planeta de color azul.

jueves, 28 de abril de 2016

EL TIEMPO, EL HOMBRE Y LA TIERRA

PARA REFLEXIONAR SOBRE LA EVOLUCIÓN O LA INVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD.

Entrega a J. Anotnio G.R. de las entradas del 12/09/16 en Valladolid




Suerte y a disfrutarlo.